El OVNI de Vorónezh (o simontxo fichando juveniles)

Tal día como hoy hace veinte años la agencia soviética de noticias TASS sacudía los teletipos del mundo entero con la noticia del aterrizaje a plena luz del día de una esfera rojiza de unos veinte metros de diámetro en un parque a las afueras de la ciudad rusa de Vorónezh.

Eran las seis y media de la tarde del 9 de octubre de 1989, y un grupo de niños jugaba a fútbol sobre la desgastada hierba del parque. De pronto, y ante la mirada atónita de docenas de testigos que se encontraban en el lugar (entre ellos varios adultos), un destello rojizo cruzó el cielo y una nave esférica comenzó a sobrevolar el lugar a baja altura, lentamente. Un ser, en apariencia de gran envergadura, oteó el exterior durante unos breves instantes y volvió a entrar en el OVNI.

La nave se posó suavemente en el parque. Docenas de niños y adultos comenzaron a arracimarse alrededor del globó carmesí, manteniéndose a esa indefinible distancia que delimita la pugna entre la curiosidad y el temor. Un ser plateado de tres metros de altura, que a la luz de los testimonios se asemejaba en buena medida al misterioso Simonchev, descendió finalmente de la nave. El silencio podía cortarse con un cuchillo.

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El misterio Simonchev

Se han celebrado recientemente los festejos conmemorativos del aterrizaje de simontxo en Berezovsky (en la región rusa de Sverdlovsk) en marzo de 1968. La investigación de la KGB, detalladamente documentada en la época, fue drásticamente silenciada durante décadas. Sin embargo, las fotografías del siniestro y de la autopsia de la mascota de simontxo, a quienes las maquinaciones del servicio secreto hicieron parecer como el único ocupante de la nave resultan, aún hoy, estremecedoras.

La aparición pocas semanas después del talentoso mediapunta Simonchev en los partidos preparatorios de la selección de la URSS para Eurocopa de Italia 1968 no fue menos misteriosa. Tras lograr la notable cifra de 23 goles anotados en 8 partidos, la UEFA impidió finalmente su participación en el torneo europeo bajo el pretexto de que su nacionalidad resultaba dudosa. Expertos independientes aseguran, en cambio, que en la decisión final tuvo más peso el hecho de que el hasta entonces desconocido Simonchev midiera aproximadamente tres metros y pareciera estar hecho de una aleación similar al acero.

La selección de la URSS, pese a todo, logró su pase a la fase final del torneo, donde fue eliminada en semifinales tras empatar a cero con el país anfitrión. Curiosamente, el desempate se realizó lanzando una moneda al aire. Cuentan las crónicas de los diarios deportivos de la época que el capitán Albert Shesternyov, también conocido como ‘Iván el terrible’, se lamentó amargamente por no haber podido utilizar para la ocasión la moneda de Simonchev, que sin duda les hubiera dado el pase a la final.

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