Hemos llegado hasta quinta ronda del HT-Masters y mejoramos así nuestra mejor participación histórica. Además, he metido cinco goles en tres partidos. Ahora nos toca jugar contra un equipo con más de 90 estrellas y 39 millones en el banco. No es que den ganas de jugar contra él, lo que apetece es ir a robar a su casa mientras se juega el partido, como le pasó a Reina, el portero del Liverpool, en la Semifinal de la liga de Campeones.
Y es que el HT-Masters es una competición extraña. Pese a ser una de las demandas históricas de la comunidad, pasa prácticamente desapercibida en los foros y el seguimiento de los partidos es escaso. Tal vez los primeros campeones kamikaze no ayudaron a que la competición arraigara. Y ahora mismo el alquiler de divinos está a la orden del día. Hasta simontxo, que es más agarrado que un chotis, ha fichado a varios para poder llegar a quinta ronda en la competición y mejorar la mejor participación histórica del club.
Tal es la rapidez con la que llegan y se van las estrellas de los clubes, que no da tiempo siquiera a aprenderse los nombres. Nosotros les llamamos cariñosamente «eh, tú» o «pssst». Hay que reconocer, eso sí, que son grandes profesionales. Juegan auténticos partidazos. Aunque algunos han cambiado tantas veces de equipo que en lugar de casa tienen un apartado de correos en el aeropuerto.
Pero quiero ser como ellos. Quiero forrarme de pasta, conocer mundo y ganar el HT-Masters. Quiero saber cómo es la vida sabiendo que al terminar la semana seré un poco más rico y estaré un poco más viajado. Quiero que mis viajes sean algo más que las visitas a la tienda de recuerdos del Memorial Salami para las maratonianas sesiones de firma de autógrafos a las que me obliga una cláusula escrita en cirílico de mi contrato. Quiero dejar de ser el divino peor pagado del continente, con mis 30.000 de sueldo. ¡Alquiladme! ¡Sacadme de aquí!
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