Son los últimos que han llegado a la oficina, pero sin duda los que mejor viven.
Ganan más que el entrenador.
Ganan más que cualquier especialista.
Ganan más que muchos jugadores.
Y trabajan como mucho un día a la semana.
Responden al teléfono de acuerdo a las leyes de las más modernas teorías del caos y sus informes son tan crípticos que para descifrarlos Enigma tiene la misma efectividad que un ábaco corriente. Son, habéis acertado, los ojeadores.
En beltxis tenemos a Franco Caraballo, Raúl Ortega y Edgardo Domínguez y los tres, en conjunto, tienen un nivel de vida parecido a los fundadores de Microsoft. Esta es una transcripción de una conversación con cualquiera de ellos:
– Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing. Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing. Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing…
[5 días, 3 horas y 23 minutos después…]
– Hola jefe! Hace un día precioso, los pajarillos cantan… ¿Qué tal está su señora?
– Mmmmmbien, mmmbien. La última vez que la vi antes de venir a la salita a telefonear hace cinco días, estaba bien, sí.
– Me alegro, me alegro. ¿Que quiere saber?
– Mmmmmbueno, a ver si has encontrado algún delantero bueno como te pedí…
– Pues me alegra que me haga esa pregunta, porque tengo un jugador que es trincomundusférico en parranda y gosindipetísimo en bailes regionales.
– Mmmmyaaaa. Eso no era lo que te había pedido exactamente, pero bueno… ¿Quieres decir con eso que me lo puedo quedar al menos?
– No diría que sí, ni diría que no. Puede que lo suyo sea el folklore, pero tal vez descubramos que destaca en natación sincronizada femenina por parejas. Tendrá que hacerlo jugar en 4-5 posiciones para comprobarlo….
– Ajajajammmm. ¿No podrías ser un poco más preciso?
– Claro, jefe. Cuando el cuarto ángel tocó su trompeta, la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas dejó de alumbrar. La luz del día perdió la tercera parte de su su brillo, y la oscuridad de la noche se hizo más densa.
– Vaya con tus informes… Pero no sé, dime cómo han rendido en el partido al menos….
– Por supuesto. Cuando la litera por el torbellino se vuelque, y los rostros cubiertos por sus capas, la república por las gentes nuevas vejadas, entonces blancos y rojos juzgarán al revés.
– Vamos, que los tengo que rotar y buscarme la vida, ¿no?.
– Saasto jefe. Y no se olvide. La semana que viene son 10.000 para mí y 5.000 para cada uno de mis amigos. Si quiere tener la cantera protegida, claro.
Antonio Barandiarán Piedra / ABP 