Desde que abrí este blog recibo con mucha ilusión los numerosos mensajes de lectores y admiradores. Aunque me desanimo un poco cuando veo que, al final, ninguno de ellos está dirigido realmente a mí. Por lo que se ve, hay una cierta confusión en Internet sobre quién es ABP.
Me llegan fans que en realidad buscan a la Asociación de Baloncestistas Profesionales (como si lanzar una pelota por un aro fuera un deporte para personas y no para delfines) y noticias dirigidas a la Agencia Bolivariana de Prensa (ninguna de las cuales habla de mí, sorprendentemente). También me llegan invitaciones para que participe en simposios sobre el Aprendizaje Basado en Problemas (trabajando para simontxo podría escribir una enciclopedia sobre el asunto) o súplicas para que haga de niño Jesús para la Asociación de Belenistas de Pamplona. Incluso ahora que estoy virtualmente jubilado, los agentes de la Algemeen Burgerlijk Pensioenfonds me bombardean con formularios para que contrate sus ventajosos seguros, algunos de los cuales incluyen un ataúd de plomo si muero en el extranjero.
Por todo ello, como ABP, quiero decir a la ABP, a la ABP, al ABP, a la ABP y a la ABP y a todos(as) los(as) ABPs que existan y pudieran existir, que ABP sólo hay uno, y soy yo. Si no estoy en casa, mi mayordomo tiene instrucciones para hacerse pasar por el genuino ABP. No mete tantos goles, pero me han dicho que es más simpático…
También odio a ese ABP.
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